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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Se le fue la moto




Molesto por el acoso de varios fotógrafos, el músico perdió los estribos mientras daba un paseo junto a su hijo en Punta del Este.

Mientras se encontraba de paso por Uruguay, donde pasó la navidad en el exclusivo balneario de Punta del Este, el cantante, James Hetfieldperdió los papeles ante un grupo de fotógrafos que lo acosaban,llegando al extremo de lanzarles piedras.

El hecho sucedió mientras se encontraba con su pequeño hijo Castor, de 11 años de edad, y fruto de su matrimonio con la argentina Francesca Tomasi. El líder de Metallica paseaba por las calles en una bicimoto con su hijo, cuando fue perturbado por los hombres de prensa.

El músico se bajó del vehículo para hacer frente a los paparazzi, con los que intercambió palabras de grueso calibre y luego, producto de la frustración, recogió piedras para lanzarlas en su dirección. Sin embargo, los ánimos fueron apaciguados cuando la esposa del guitarrista apareció para tomarle fotos a los fotógrafos con su iPhone.

Fuentes: peru.com, www.starfeine.com

sábado, 24 de diciembre de 2011

Una fiesta XXX











Metallica celebró a lo grande sus primeros treinta años con cuatro conciertos en el Fillmore de San Francisco. La leyenda viva del metal contó con la participación sobre el escenario de invitados tales como Rob Halford, Ozzy Osbourne y antiguos integrantes del grupo como Lloyd Grant, Ron Mc Govney y el mismísimo Dave Mustaine.

MG



Hoy como ayer






MALÓN. Domingo 18 de diciembre de 2011. Estadio Malvinas Argentinas, Buenos Aires, Argentina.

Nota y fotos: www.rollingstone.com.ar

La legendaria banda heavy volvió con su formación oficial tras 14 años, ante un Malvinas Argentinas repleto y ansioso; repaso de sus clásicos, los de Hermética, y la promesa de más.

Siempre cuenta el Tano Romano que en el día de estreno del primerísimo Malón (allá, por abril de 1995) el grupo estaba probando sonido en Cemento, sobre el pucho, con la gente ya apiñada en la antesala del extinto lugar, separada apenas por unas tablas de madera que tronaron en mil pedazos cuando sonaron los primeros acordes de ese "Malón mestizo" de ensayo. "Se nos vino el malón encima", recuerda el guitarrista, con esas risas que solo conceden el transcurso del tiempo y la distancia. En aquel entonces seguramente habrá tenido la misma cara de julepe que él y sus compañeros experimentaron anoche cuando tuvieron que abortar forzosamente "Síntoma de la infección", el tema con el que Malón oficializaba su segunda vuelta (¿algunos recuerdan aquella experiencia con Eduardo Ezcurra en el fatídico 2001?), en el exacto momento en el que parecía que el vallado iba a ceder ante la furia incontenible de miles y miles de fanáticos (siete mil según los partes oficiales, que podrán ser diez, para los ojos afilados). Evidentemente, no la pifiaron Romano, O'Connor y Strunz a la hora de escoger el nombre que advirtiera la identidad de ese proyecto que estaban amasando tras la disensión de Hermética: a 14 años de su último show (una presentación de verano en un minúsculo tugurio de Villa Gesell fue el inesperado interruptus), Malón sigue siendo tan salvaje e incontenible como cuando hacía pata ancha en las postrimerías de los 90, enarbolando las banderas del jevi argentino en el corazón profundo de una Latinoamérica que comenzaba a abrirle las puertas a la expresión más chauvinista del metal pesado local.

"¿Están bien, chicos?", chequeó Claudio O'Connor tras redondear "Culto siniestro", tercera vencida tras una segunda intermisión que había provocado minutos de calma y el remache a destajo de soportes de contención para esas vallas que prometían volar por los aires de la ansiedad, la euforia y la adrenalina contenida tras larga década de reposo. El regreso de Malón, como el de aquellas bandas populares, entrañables y representativas, tenía destino de libro, y bien sabemos que la historia no se merece si no es con un poco de histeria (hasta las hojas más solemnes sucumben al clamor y el apasionamiento de quienes las protagonizan y de quienes las escriben).

Criada e interrumpida en los calores del menemismo, Malón es una foto de época: flexibilización laboral ("Espíritu combativo"), represión social ("Gatillo fácil"), banalización del poder ("Bajo el dominio danzante"), materialismo de plástico ("Hipotecado") y una sensación de furia indómita signan una por una las canciones de una banda que resumió en dos discos de estudio (Espíritu Combativo y Justicia o Resistencia) la desazón de una década entera. También, la muestra de que algo ha cambiado desde que compusieron las "30.000 plegarias" que años atrás clamaban "vos no me dejés caer en las sombras que hoy me arrastran al olvido" y que, esta vez, ya redimida esa causa histórica, le valieron a Romano una sostenida ovación por la sentida versión acústica; una prueba de que, en ocasiones, no es necesario solear a la velocidad de la luz para ganarse los favores del público metalero.

"¿Listos para la H?", arremetió el cantante, quien marcó el groove de la noche con su tradicional cubileteo de puño en muslo y el headbanging en sincro con el bajista Carlos Cuadrado y la doble maza de un Pato Strunz que sigue haciendo escuela en el gremio parchero local. El microestadio de Argentinos Juniors se vino abajo, entonces, con "Evitando el ablande", manifiesto de género en donde la pluma de Ricardo Iorio estableció oportunamente aquello de que "las voces de discoteca no tienen cabida en esta movida", y primera parada de una escalada emotiva que continuó con "Otro día para ser", "Gil trabajador "(¡"de Dock Sud a la Paternal" tuvo más sentido que nunca!), "Memoria de siglos", "Cráneo candente", "Vientos de poder", "Tú eres su seguridad" (con el tribal ié-ié-ieieiá de "Masa anestesiada" como intro) y "Yo soy de la esquina", clave geodésica para un cierre donde hubo mucho de nostalgia y un alentador ánimo al futuro: "Tenemos muchas fechas programadas, así que nos vemos pronto", se despidió O'Connor, en nombre de sus compañeros, prometiendo seguir escribiendo la historia de un verdadero heavyweight en clave presente.

Por Juan Ignacio Provéndola

Setlist

01. Síntoma de la infección
02. Culto siniestro
03. Castigador por herencia
04. Nido de almas
05. Hipotecado
06. Sobaco ilustrado
07. Cancha de lodo
08. Evitando el ablande (Hermética cover)
09. Otro día para ser (Hermética cover)
10. Ciegos del mundo
11. Judas de oficio
12. Bajo el dominio danzante
13. Grito de Pilagá
14. Espíritu combativo
15. Gil trabajador (Hermética cover)
16. Memoria de siglos (Hermética cover)
17. Orgías bacanales
18. 30.000 plegarias (instrumental)
19. Cráneo candente (Hermética cover)
20. Gatillo fácil
21. Vientos de poder (Hermética cover)
22. Cicatrizando
23. 30.000 plegarias
24. Malón mestizo
25. Masa anestesiada/Tu eres su seguridad (Hermética cover)
26. Soy de la esquina (Hermética cover)