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viernes, 29 de mayo de 2009

Heaven & Hell: El demonio que todos conocemos






Fuente: www.rollingstone.com.ar (nota y fotos)

El grupo de Ronnie James Dio y Tony Iommi brindó una cátedra de metal clásico en el palacio de los deportes porteño.


El 3 y 4 de julio de 1992 Black Sabbath pisaba por primera vez la Argentina. Tony Iommi (guitarra), Ronnie James Dio (voz), Geezer Butler (bajo) y Vinny Appice (batería) presentaban Dehumanizer (92) y cada pequeño ladrillo del estadio Obras lloraba sangre. Fue uno de los mejores shows de metal que se vieron en la Argentina. Casi 17 años después, ya sin el nombre Black Sabbath por cuestiones de negocios y la habilidad de Ozzy y Sharon Osbourne, aquella misma formación destrozó un Luna Park repleto con los riffs mas pesados del planeta.

A las 21 en punto las luces del Luna Park se apagaron y Dio, Iommi, Butler y Appice tomaron posiciones mientras comenzaba a tronar la inclemente "Mob Rules". Iommi y Butler se paraban por delante de unos gigantescos portales de hierro, casi como si fueran los custodios de las mismas puertas del infierno. Al mismo tiempo, Dio se paseaba por todo el escenario con su pequeña estatura y su enorme carisma. Ese pequeño gran hombre superó la barrera de los 60 años y su garganta sigue brillando como siempre, sin dejar que ni siquiera la atronadora SG de Iommi la opaque.

La excusa de la primera excursión de Heaven & Hell a la Argentina era presentar el flamante The Devil You Know. Desde allí surgieron las excelentes "Bible Black" y "Fear", y la más pedestre "Follow the Tears". Pero el playlist demostró gran equilibro articulando los mejores momentos de Heaven & Hell (1980), Mob Rules (1981) y Dehumanizer (1992) -todos editados como Black Sabbath-, y ordenándolos de la mejor manera para que el recorrido del show nunca pierda atractivo.

Page, Hendrix, Clapton, Blackmore. Discutir cuál es el mejor guitarrista de la historia del rock no tiene solución. Pero pasar por alto a Iommi puede convertirse en un error gigantesco. Sin grandes dotes técnicos y con su mano derecha mutilada -y es zurdo-, Iommi supo inventar ni mas ni menos que el metal. Riffs monstruosos, rápidos o lentos, que inspiraron y siguen inspirando a miles de bandas en todo el mundo. Verlo de negro reglamentario, con su SG colgada para zurdo y sonando como nadie, es una de las mejores postales que el rock puede regalar.

Fueron pasando "Falling in the the Edge of the World", "Follow the Tears", "Die Young" y llegó el momento apoteótico de "Heaven & Hell" en versión extendida, con zapada incluida y Dio emulando divinidades de arriba y abajo -cielo, infierno, celeste y rojo-. Todo el Luna coreo el riff de Iommi y vibró con la base de Butler.

La historia oficial rescrita desde MTV dice que el único Black Sabbath fue el de Ozzy. Más allá de preferencias y gustos, Heaven & Hell se encarga de ponerle justicia al legado de Sabbath y Dio. El metal no se mancha y la misa negra cerró con "Neon Knights". Los corazones metálicos exhaustos no tenían fuerza para pedir más. La satisfacción ya estaba garantizada.

Por Sebastián Feijoo


La lista de temas de Heaven & Hell en el Luna Park:

The Mob Rules
Children of the Sea
I
Bible Black
Time Machine (solo batería)
Fear
Falling into the Edge of the World
Follow the Tears
Die Young (solo Tony Iommi)
Heaven & Hell
Neon Knights

jueves, 28 de mayo de 2009

"We are Motörhead, and we play rock and roll"



Fuente: www.rollingstone.com.ar (nota y fotos)

El power trío liderado por Lemmy Kilmister brindó una contundente actuación en el estadio Islas Malvinas y reafirmó su compromiso con las huestes metaleras.

Más allá de la modorra de un Viernes Santo en una Buenos Aires vacía, la primera reflexión que surge después de asistir al show que Motorhead dio en el microestadio de Argentinos Juniors, es que esta es una experiencia a la que todo amante del rock debe someterse alguna vez, más allá de todo gusto musical. El de Lemmy Kilmister y compañía es un show a la vieja usanza: no hay ninguna pantalla para seguir el show, ni tampoco ninguna coreografía u otra parafernalia que atente contra la premisa fundamental del grupo: sólo se puede ver, detrás de la batería, una bandera con el genial logo de la banda. Ya lo dijo el viejo bajista al asomarse al escenario con su sempiterno Rickenbaker colgando de su cintura: "We are Motorhead, and we play rock and roll".

Porque esa definición, tan simple como contundente, es la mejor para la música de la Cabeza de Motor. Pueden ser catalogados como el grupo más punk dentro del metal (y esa definición no es para nada errada), pero las raíces de Lemmy son bien claras: rock de los fifties y de los sixties, y blues. El gran secreto es la manera en la que la banda, siempre, aceleró las canciones, de la mano de las cuatro cuerdas del bajo que pulsa Lemmy (distorsionado al mango, hiper grave, rasgado como si fuese una guitarra y obteniendo ese efecto de inmediato), de esa pared humana llamada Mikkey Dee y de la efectiva y colorida guitarra de Phil Campbell.

Hubo gemas inesperadas ("You Better Run", del gran March or Die; "Be My Baby" de Kiss of Death) y clásicos inevitables e imbatibles (la apertura con "Iron Fist", "The Chase Is Better Than The Catch", "Ace of Spades" y "Overkill"). Y la certeza de estar frente a una verdadera leyenda del rock. "Ama el día en el que nunca pararemos", cantaron en su momento los Rolling Stones en "Start Me Up". La respuesta ante esa frase la dio Dave Grohl: "Fuck Off Keith Richards, el verdadero sobreviviente del rock and roll es el fucking Lemmy Kilmister". Una chica rubia y pulposa, el humo de un cigarrillo y un trago de Jack Daniels, y a festejar, a la salud del inoxidable guerrero del rock duro y veloz.

Por Pablo Strozza

La lista de temas de Motörhead:

Iron Fist
Stay Clean
Be My Baby
Rock Out
Metropolis
Another Perfect Day
Over The Top
One Night Stand
You Better Run
I Got Mine
Solo de Phil Campbel
The Thousand Names of God
The Chase Is Better Than The Catch
In The Name Of Tragedy / Solo de Mikkey Dee
Just 'Cos You Got The Power
Going To Brazil

Killed By Death
Whorehouse Blues
Ace Of Spades
Overkill


A vos, amigo


Antes de Motörhead, Almafuerte calentó la jornada con el reconocido virtuosismo del Tano Claudio Marciello, la base de Beto Ceriotti y Bin Valencia, y un Ricardo Iorio que ensayó unos pases de baile más que graciosos, brilló en "Convide rutero", "El visitante" y "Toro y pampa", e hizo de las suyas con su gola incorrecta. "Que lindo que Motörhead toque en la Argentina", dijo, hablando de sus héroes de toda la vida. "Porque, ¿Fito Páez es rockero? ¿La Vela Puerca son rockeros? ¿Teresa Parodi, Los Nocheros, son rockeros? No. ¡Chupame la p…!"

Quilmes Rock 2009: Iron Maiden, el día de la bestia





Fuente: www.rollingstone.com.ar (nota y fotos)

En poco más de un año, el Somewhere Back in Time Tour trajo a Iron Maiden a la Argentina dos veces. En esta ocasión, la banda británica se presentó en el estadio de Vélez junto a Sepultura. A pesar de sólo diferenciarse en cinco canciones, el show que brindaron en la segunda fecha del Quilmes Rock 2009 no fue un déjà vu de aquel que hicieron en Ferro en marzo de 2008. No fue la repetición de un concierto sino la reescritura de una experiencia; un segundo viaje en el tiempo hacia el pasado de la banda más representativa del metal británico.

Esta vez, 42 mil personas encararon la retrospectiva: el repaso de los clásicos desde su debut, con el disco Iron Maiden de 1980, hasta Fear of The Dark de 1992. A las 21 horas y mientras el Estadio Vélez continuaba llenándose, las imágenes de Flight 666 (el documental sobre esta gira mundial que se estrenará durante el mes que viene), fueron preámbulo de aquellas de la Segunda Guerra Mundial que, junto al discurso de Winston Churchill, anuncian el comienzo de "Aces High". La ambientación egipcia, inspirada en el arte de Powerslave, enmarcó al sexteto durante una "noche asombrosa": así la definiría el mismo Bruce Dickinson. Los clásicos se sucederían uno tras otro: "Wrathchild" (el grito unánime de 42 mil headbangers ante la potencia del bajo de Steve Harris), "2 Minutes To Midnight" (con el primer "Scream for me, Buenos Aires!" por parte de Dickinson) y "The Trooper" (con el vocalista luciendo casaca roja y blanca al agitar la bandera británica y los inevitables silbidos de repudio). Las esperadas apariciones de Eddie llegaron hacia el final: en "Iron Maiden", en su versión momia (la misma que vimos coronar al baterista Nicko McBrain en Live After Death) y en "The Evil That Men Do", en su versión futurista de Somewhere In Time. Una vez más, los argentinos comprobaron que Bruce Dickinson es (además del loquito que practica esgrima y vuela aviones) un gran frontman y un extraordinario intérprete; conoce bien cuáles son las estrategias para cautivar a la audiencia: "Este es nuestro concierto más grande en la Argentina. Vamos a volver en 2011; el año que viene saldrá un nuevo álbum de estudio de Iron Maiden y el documental en el que ustedes son las estrellas. Los vamos a extrañar", dijo entre los cortes de "Sanctuary". Y así desapareció Maiden, entre los aplausos de un público agradecido de estar a tiempo en ese lugar. Up the irons!


Iron Maiden set list


Aces High
Wrathchild
2 Minutes To Midnight
Children Of The Damned
Phantom Of The Opera
The Trooper
Wasted Years
Rime Of The Ancient Mariner
Powerslave
Run To The Hills
Fear Of The Dark
Hallowed Be Thy Name
Iron Maiden
The Number Of The Beast
The Evil That Men Do
Sanctuary

Bruce Dickinson: "La venta de entradas en Argentina fue 20% mayor que en 2008"


Iron Maiden tocó en abril de 2009 en Buenos Aires, en el estadio de Vélez. Era la segunda vez que el Somewhere Back In Time World Tour los llevaba a Argentina en poco más de un año. Lo que sigue es una entrevista telefónica de Clarín.com con el legendario Bruce Dickinson.

MG



Iron Maiden: "Somos casi como Rolling Stones del metal"

Hoy tocan en Vélez. "Clarín" habló con su vocalista Bruce Dickinson, un personaje increíble que pilotea el avión privado que traslada a la banda. El cantante se refirió también a la fidelidad del público argentino. Además, una entrevista a Sepultura, otra banda clave del género, también presente en la segunda fecha del Quilmes Rock enteramente dedicada al heavy.


Por: Gloria Guerrero
Fuente: Especial para Clarín



Es un pájaro...? ¿Es un avión...?". ¡Sí, es un avión! Con la deliciosa imagen del monstruo Eddie pintada en la cola y el logo azul y amarillo de Iron Maiden a los costados, el Ed Force One -un gigantesco Boeing 757 con el piloto profesional Bruce Dickinson en la cabina de mando- aterriza en Ezeiza con los músicos, los asistentes, los técnicos, y doce toneladas de equipos. La gira Somewhere Back in Time comenzó hace catorce meses en Mumbai, India, recorrió todo el planeta (incluida Buenos Aires, el 7 de marzo de 2008), marcó varios récords (por ejemplo, veintitrés estadios a full en Asia, Australia, América del Norte, del Centro y del Sur... en sólo 45 días) y hasta se posó en Azerbajián y Papúa Nueva Guinea en su ruta para llenar el tanque.
Parte de todo aquello quedó registrado en un filme (no un DVD, sino una película de cine) titulado Flight 666, a estrenarse el 21 de abril. Pero la gira sigue y sigue, Iron Maiden vuelve a presentarse aquí hoy mismo (en Vélez), y Bruce Dickinson está chocho.
Por teléfono, se desespera por resumir su adrenalina: su banda atraviesa uno de los mejores momentos de sus más de treinta años de historia; la vida le sonríe, y las decenas de miles de kilómetros surcando el aire en la "alfombra voladora", con su gorrita de capitán, le devuelven la energía que riega en cada escenario del mundo.


¿Cómo sobrellevan una gira tan grande?

Esta gira nos ha dejado grandes maravillas, nunca se hizo algo se mejante, a esta escala. Pero siempre lo mejor, para mí, es subirme al avión y seguir viaje... (se ríe). Te digo: sin el Ed Force One, no hubiéramos podido hacer un tour así. Habría sido antieconómico, nos habría torturado. Pero el concepto no es nuevo, claro. Cuando empezamos a tocar con Maiden, viajábamos en un micro con los técnicos y los plomos, y todo el equipo iba atrás en un trailer. Acá el micro es un avión, y el piloto viene a ser el chofer del micro... (risas).


Pero no es posible que te dé el cuero para pilotear durante toda la gira...

O soy piloto, o soy copiloto: igual, se necesitan dos personas para operar esa cosa. Pero yo no puedo pilotearla todo el tiempo; me bajo de un escenario a las 11 de la noche y no puedo ponerme a volar un avión menos de doce horas después: sería ilegal. Y nosotros cumplimos con las reglas. Pero creo haber comandado una tercera parte de todo este recorrido; en este último tramo, tal vez más.


Y en el medio de la vuelta al mundo les cayó la crisis económica y la recesión...

Bueno, esto es muy interesante porque, si te digo los números de Sudamérica, esta venta de entradas en la Argentina fue un 20 por ciento mayor que la del año pasado. Tocamos para 65.000 personas en San Pablo, cuando en 2008 habían sido 37.000. El año pasado tocamos para 28.000 mil personas en Chile, y ahora vendimos 55.000 entradas... Es totalmente increíble. La recesión financiera y el crash económico tampoco han variado nuestro presupuesto: en este tramo de la gira estamos gastando mucha más plata, y montamos shows especiales en los lugares donde ya habíamos estado antes. En Buenos Aires, por ejemplo, ahora verán el show europeo completo.


¿Qué podemos esperar?

Vamos a agregar a la lista algunos temas de Killers y de Number of the Beast (y tal vez algún otro) que no tocamos desde hace mucho, y probablemente ésta sea la última vez que los hagamos en vivo. Para la gente será muy especial, creo. Y traemos al gran Eddie, al verdadero "Eddie grande" de Europa, además de una puesta técnica muy espectacular, con explosiones y todo. Esta vez traemos todo.


Y ya se sumó una nueva generación de fans...

Bueno, creo que en realidad tenemos dos nuevas generaciones: una llegó en los '90, y ahora hay otra más. Son chicos entre 13 y veintitantos años. El nuestro no es un público de "rock clásico adulto", sino un público totalmente fresco. Mirá (se ríe), somos casi como los Rolling Stones del heavy metal. Hoy existen muy pocas bandas fieles a toda la historia que cargan detrás. Muchos tienen sed de celebridad, nosotros no. Sí, claro, cuando nos alojemos en el hotel de Buenos Aires vamos a tener que salir protegidos porque afuera está lleno de gente, pero no explotamos esa situación. No nos gusta ser famosos en lo individual, sino sobre el escenario y como Iron Maiden. No somos especiales. Cualquiera de nuestros fans puede hacer lo que nosotros hacemos, si lo inten ta lo suficiente.


¿Ya te acostumbraste a que los argentinos silben y griten cada vez que aparece la bandera británica durante "The Trooper"?

Bueno, más vale que se acostumbren. Es parte del show, y no hay nada que hacerle. Y no tiene nada que ver con la guerra de Malvinas (no dice Falklands, dice Malvinas). La canción habla de un desastre militar inglés del siglo 19, una catástrofe donde murió mucha gente. Todos saben que no es un ataque personal a los argentinos, y por cierto ninguna falta de respeto, de ningún modo, a quienes pelearon en la Guerra de Malvinas.


Ellos lo saben, pero chiflan igual.

(Se ríe.) ¡Y yo también me acostumbré! Espero esa silbatina, siempre. Si no lo hicieran, ¡me sorprenderían!...

lunes, 25 de mayo de 2009

RDP: Lamentable cambio de local















Ratos de Porão (BRA) - Navajada (URU) - Catástrofe (URU). Domingo 24 de mayo. Decibelios - Montevideo, Uruguay.


Por MG

La única visita de Ratos de Porão a nuestro país tuvo lugar en el Platense Patín Club, en 1994, cuando la banda estaba difundiendo Just another crime… in Massacreland. Los brasileños volvían a nuestro país después de 15 años, y lo que podía haber sido, sin dudas, uno de los toques del año devino en desastre organizativo.

La productora en cuestión es Piedra Rodante, que cuenta con el nefasto antecedente de la “casi” segunda visita de los thrashers Exodus, programada para octubre de 2008. En esa ocasión, la banda de California canceló su gira sudamericana –lo que puede acontecer con cualquier banda, en cualquier momento y nada tiene que ver con el promotor local de turno–, por lo que los mencionados organizadores recomendaron conservar las entradas hasta marzo de 2009, cuando, supuestamente Exodus sí se presentaría en Montevideo. El asunto es que aquellos que habían adquirido sus tickets y querían legítimamente que se les devolviera el dinero tuvieron que hacer malabares varios para lograr su cometido, incluso acudir a la oficina de Defensa al Consumidor. Por otro lado, pisando junio de 2009, hay gente que aún conserva su entrada para Exodus.

El recital de RDP iba a realizarse en Troya, un muy buen local con una capacidad aproximada de 1.000-1.200 personas, donde hace pocos días presenciamos el excelente concierto de Amon Amarth con lleno total. La entrada era ampliamente accesible ($ 200 en una primera instancia, luego $ 250 y $ 300 en puerta). Aparentemente el complejo de la calle Joanicó exigía un elevado número de entradas anticipadas para conceder el recinto a la productora del evento; al no llegar a los números, se consiguió un local más chico –y bastante lamentable– a último momento, es decir el día del concierto. Quienes se enteraron de la modificación lo hicieron gracias al boca a boca –o al celular a celular–. Otros fueron a Troya y se encontraron con un cartel y una persona encargada de dar el aviso.

El local en cuestión es “Decibelios”, ubicado en Piedra Alta y Miguelete. Se trata de un sótano antiguo, tipo bóveda, con arcadas, en el cual el calor es sofocante y la ventilación, inexistente. Tampoco había luces, excepto las del escenario (pequeño, ubicado al fondo), por lo que la escalera por la cual se descendía se cobró varias “víctimas”.

Después de la actuación de las bandas locales y luego de una espera interminable, subieron al escenario los Ratos. Arrancaron con tres temas bien potentes al hilo, igual que en el disco Ao vivo, de 1992: “Morrer”, “Mad Society” y “Crianças sem futuro”. El sonido era bastante malo desde el lugar donde nos encontrábamos, al lado de la consola, al pie de la escalera mencionada. Se escuchaba todo muy bajo, sobre todo la voz de João Gordo. A esta altura había entrado buena parte de la gente que estaba afuera y no paraba de ingresar más y más público. Con la banda en pleno show, el sonidista brasileño intentaba familiarizarse con la consola y hacer lo posible por mejorar el sonido; el profesional pensaba que estaba todo probado y correctamente ajustado y que él sólo tendría que estar ahí “por las dudas”. Se equivocó.

La calidad del sonido mejoró levemente mientras se sucedían clásicos de la banda, uno tras otro, sin pausa: “Amazonia nunca mais”, “Crise geral”, “Velhus decreptus”, “Morte ao rei”, “Anarkophobia”, “Igreja universal” (estas últimas tres enganchadas), “Maquina militar”, “Plano Furado II”, entre otros. También tocaron temas más recientes, como “Homem inimigo do homem”, del disco homónimo, de 2006.

Después de unos cuantos temas, decido moverme algunos metros hacia el escenario, para comprobar que el sonido mejoraba notoriamente. Por lo tanto, quienes quisieron y pudieron situarse más cerca de los músicos tuvieron la suerte de disfrutar un sonido aceptable y obviamente un volumen mucho mayor. Así, se sucedieron “Descanse en paz”, de su segundo disco, “Crucificados pelo sistema”, “Aggressão repressão”, y “Beber até morrer”, además de varias otras canciones. Se repitieron las incomprensibles –y lamentablemente muy comunes– escupidas hacia los propios músicos. En este caso, los blancos fueron Jão (guitarra) y el Gordo, que no se quedó con las ganas de putear al responsable, que andaba entreverado en el pogo: “¡El que le gusta escupir, se puede ir a escupir a la concha de su madre!!!” (en portugués, obvio). El último tema fue “Sofrer”, de las más celebradas canciones del grupo, extraída de Anarkophobia, álbum que junto con Brasil conforma, según mi opinión, lo mejor de Ratos.

A pesar de todo, se pudo ver una gran banda, histórica, de las más reconocidas de Brasil. Un combo con mucho oficio, mucha actitud, polenta, y mucha, mucha experiencia. Cuatro animales sobre el escenario. Es increíble ver al Gordo vociferando de la manera como lo hace y haciendo payasadas, dado que posee gran histrionismo. Jão no deja de disparar veloces riffs y la base rítmica es contundente: el nuevo bajista, Juninho, demuestra estar a la altura de las circunstancias y Boka es una máquina (este último también anduvo vendiendo remeras y discos desde temprano).

Reitero lo expresado más arriba: pudo haber sido el recital del año. La informalidad, la mala organización, la mínima difusión, la falta de profesionalismo, seriedad y respeto hacia el público (y hacia la banda) lograron evitar que así fuera.