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lunes, 25 de mayo de 2009

RDP: Lamentable cambio de local















Ratos de Porão (BRA) - Navajada (URU) - Catástrofe (URU). Domingo 24 de mayo. Decibelios - Montevideo, Uruguay.


Por MG

La única visita de Ratos de Porão a nuestro país tuvo lugar en el Platense Patín Club, en 1994, cuando la banda estaba difundiendo Just another crime… in Massacreland. Los brasileños volvían a nuestro país después de 15 años, y lo que podía haber sido, sin dudas, uno de los toques del año devino en desastre organizativo.

La productora en cuestión es Piedra Rodante, que cuenta con el nefasto antecedente de la “casi” segunda visita de los thrashers Exodus, programada para octubre de 2008. En esa ocasión, la banda de California canceló su gira sudamericana –lo que puede acontecer con cualquier banda, en cualquier momento y nada tiene que ver con el promotor local de turno–, por lo que los mencionados organizadores recomendaron conservar las entradas hasta marzo de 2009, cuando, supuestamente Exodus sí se presentaría en Montevideo. El asunto es que aquellos que habían adquirido sus tickets y querían legítimamente que se les devolviera el dinero tuvieron que hacer malabares varios para lograr su cometido, incluso acudir a la oficina de Defensa al Consumidor. Por otro lado, pisando junio de 2009, hay gente que aún conserva su entrada para Exodus.

El recital de RDP iba a realizarse en Troya, un muy buen local con una capacidad aproximada de 1.000-1.200 personas, donde hace pocos días presenciamos el excelente concierto de Amon Amarth con lleno total. La entrada era ampliamente accesible ($ 200 en una primera instancia, luego $ 250 y $ 300 en puerta). Aparentemente el complejo de la calle Joanicó exigía un elevado número de entradas anticipadas para conceder el recinto a la productora del evento; al no llegar a los números, se consiguió un local más chico –y bastante lamentable– a último momento, es decir el día del concierto. Quienes se enteraron de la modificación lo hicieron gracias al boca a boca –o al celular a celular–. Otros fueron a Troya y se encontraron con un cartel y una persona encargada de dar el aviso.

El local en cuestión es “Decibelios”, ubicado en Piedra Alta y Miguelete. Se trata de un sótano antiguo, tipo bóveda, con arcadas, en el cual el calor es sofocante y la ventilación, inexistente. Tampoco había luces, excepto las del escenario (pequeño, ubicado al fondo), por lo que la escalera por la cual se descendía se cobró varias “víctimas”.

Después de la actuación de las bandas locales y luego de una espera interminable, subieron al escenario los Ratos. Arrancaron con tres temas bien potentes al hilo, igual que en el disco Ao vivo, de 1992: “Morrer”, “Mad Society” y “Crianças sem futuro”. El sonido era bastante malo desde el lugar donde nos encontrábamos, al lado de la consola, al pie de la escalera mencionada. Se escuchaba todo muy bajo, sobre todo la voz de João Gordo. A esta altura había entrado buena parte de la gente que estaba afuera y no paraba de ingresar más y más público. Con la banda en pleno show, el sonidista brasileño intentaba familiarizarse con la consola y hacer lo posible por mejorar el sonido; el profesional pensaba que estaba todo probado y correctamente ajustado y que él sólo tendría que estar ahí “por las dudas”. Se equivocó.

La calidad del sonido mejoró levemente mientras se sucedían clásicos de la banda, uno tras otro, sin pausa: “Amazonia nunca mais”, “Crise geral”, “Velhus decreptus”, “Morte ao rei”, “Anarkophobia”, “Igreja universal” (estas últimas tres enganchadas), “Maquina militar”, “Plano Furado II”, entre otros. También tocaron temas más recientes, como “Homem inimigo do homem”, del disco homónimo, de 2006.

Después de unos cuantos temas, decido moverme algunos metros hacia el escenario, para comprobar que el sonido mejoraba notoriamente. Por lo tanto, quienes quisieron y pudieron situarse más cerca de los músicos tuvieron la suerte de disfrutar un sonido aceptable y obviamente un volumen mucho mayor. Así, se sucedieron “Descanse en paz”, de su segundo disco, “Crucificados pelo sistema”, “Aggressão repressão”, y “Beber até morrer”, además de varias otras canciones. Se repitieron las incomprensibles –y lamentablemente muy comunes– escupidas hacia los propios músicos. En este caso, los blancos fueron Jão (guitarra) y el Gordo, que no se quedó con las ganas de putear al responsable, que andaba entreverado en el pogo: “¡El que le gusta escupir, se puede ir a escupir a la concha de su madre!!!” (en portugués, obvio). El último tema fue “Sofrer”, de las más celebradas canciones del grupo, extraída de Anarkophobia, álbum que junto con Brasil conforma, según mi opinión, lo mejor de Ratos.

A pesar de todo, se pudo ver una gran banda, histórica, de las más reconocidas de Brasil. Un combo con mucho oficio, mucha actitud, polenta, y mucha, mucha experiencia. Cuatro animales sobre el escenario. Es increíble ver al Gordo vociferando de la manera como lo hace y haciendo payasadas, dado que posee gran histrionismo. Jão no deja de disparar veloces riffs y la base rítmica es contundente: el nuevo bajista, Juninho, demuestra estar a la altura de las circunstancias y Boka es una máquina (este último también anduvo vendiendo remeras y discos desde temprano).

Reitero lo expresado más arriba: pudo haber sido el recital del año. La informalidad, la mala organización, la mínima difusión, la falta de profesionalismo, seriedad y respeto hacia el público (y hacia la banda) lograron evitar que así fuera.

2 comentarios:

Adrián Oktubre dijo...

Comparto 100% todo lo que mencionaste, estaba ubicado al lado tuyo parece por lo que contás. Una falta total de respeto. Sdos.

Unknown dijo...

Me hubiera gustado acompañarlos pero agradezco el sexto sentido que me aviso que podía ser un fiasco, y asi lo fue. Una Verguenza traer a Ratos y meterlos a ellos y a todos los que se clavaron en un lugar asi.

otro grupo más que no vuelve. gracias a la organización.

buenas las fotos, rinde esa cámara fabiola!! saludos