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jueves, 20 de marzo de 2008

Scream for me Buenos Aires!





IRON MAIDEN – Somewhere Back In Time World Tour 2008: Viernes 7 de marzo de 2008. Estadio Ferro Carril Oeste - Bs.As., Argentina.

Por MG

La Doncella de Hierro llegó a la capital argentina por tercera vez desde la vuelta de Bruce Dickinson, con entradas agotadas casi dos meses antes. El estadio del club de Caballito dio cabida, en una cálida tarde, a 25.000 fanáticos ataviados con sus remeras negras con la imagen del mítico Eddie.

A las 20.30 comenzó el acto soporte a cargo de la banda de Lauren Harris, hija de Steve, fundador y líder indiscutido de Maiden. Una propuesta de rock bastante “light” sumado a la ansiedad que flotaba y una voz mediocre cuando mucho, puso a la barra bastante nerviosa, que le profirió todo tipo de improperios a la morocha vocalista. Por suerte la insoportable levedad de Lauren duró solo media hora (diez minutos hubiesen sido lo ideal). El anuncio de la última canción arrancó aplausos generalizados…

Se acercaba el momento de la verdad. La espera fue de media hora, ¡pero qué larga se hizo! Pasadas las 21.30 hs. arrancó la pista “Doctor, Doctor” de UFO y algunos comenzaron a agitar sus humanidades como si hubiese comenzado el recital realmente. Inmediatamente después se reprodujeron en las pantallas imágenes de la banda viajando en su avión, el Eddie Force One, piloteado por el propio Dickinson. A continuación, el famoso discurso de Churchill y Aces High… Lo que se vivió en ese instante fue una caótica pugna por tratar de llegar lo más adelante posible. Como consecuencia de ésto me vi obligado a retroceder buscando un lugar en donde pudiera ver algo, escuchar algo y por sobre todas las cosas, respirar. Lamentablemente no pude disfrutar como hubiese querido de Aces High (de lo mejor de Maiden para quien escribe estas líneas) enganchadito con 2 Minutes To Midnight: un 1-2 demoledor. Siguió Revelations (el orden de los temas puede ser inexacto, lo estoy escribiendo de memoria), Can I Play With Madness, Wasted Years y The Number Of The Beast. Emociones muy fuertes encerradas en cada uno de estos himnos para un simple corazoncito humano. Para ese entonces ya me había trasladado a una de las cabeceras del estadio donde podía ver el escenario desde una mejor perspectiva y además apreciar el embravecido mar de gente agitando, aplaudiendo, cantando, además de tomar fotos y grabar videos con sus celulares y cámaras digitales. Lamentablemente el sonido no era óptimo en esa parte del recinto. La colección de clásicos sempiternos continuó con The Trooper (casaca roja y banderas británicas para Bruce) y con el mejor segmento del recital para un servidor: Rime Of The Ancient Mariner y Powerslave. Lo de Maiden es muy grande, sublime, cuasi-místico (¿fan yo?), llegando a un punto culminante con la fantástica obra maestra de más de 13 minutos basada en el poema de Samuel Taylor Colleridge. Para la Rima, Dickinson se calzó una túnica negra y para Powerslave, la misma máscara que usaba en épocas del World Slavery Tour allá por 1985. Todo un showman: carisma, una voz increíble que no acusa el paso del tiempo, un estado físico envidiable (no deja de saltar y correr mientras sigue cantando) y una capacidad incomparable para manejar al público a su antojo.
Siguieron Heaven Can Wait, Run To The Hills, Fear Of The Dark (única excepción a la consigna de tocar temas de los primeros siete álbumes) y Iron Maiden, con la presencia del Eddie de Somewhere In Time disparando su pistola del rayos láser y provocando el delirio del público. Para los bises se reservaron Moonchild, The Clairvoyant y Hallowed Be Thy Name.
1 hora y 45 minutos de emoción pura. Una verdadera fiesta de heavy metal brindada por una leyenda viviente, un setlist colosal (si me pongo exigente, faltaron Flight Of Icarus y Phantom Of The Opera) y un estadio repleto. La Bestia demostró que goza de excelente salud.

UP THE IRONS!


1 comentario:

Anónimo dijo...

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