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martes, 15 de enero de 2008

El encuentro de Zeppelin en enero



John Paul Jones, bajista del grupo, habló con Rolling Stone, y dejó abierta la posibilidad de un regreso. Además, sus sentimientos antes y durante el concierto de Zepp en Londres.

La bomba que tiró el bajista de Led Zeppelin John Paul Jones (“La banda tiene planeado un encuentro en enero”) será más que suficiente para alimentar la esperanza de los fans para una gira mundial luego de su presentación el 10 de diciembre pasado en el O2 Arena de Londres. Pero en esta entrevista exclusiva Jones habló de la intensa preparación de Zeppelin para esa fecha, lo que ocurrió en el backstage, como fue estar arriba del escenario y porque “sería divertido hacer más cosas”.

¿Cuáles eran tus sentimientos antes del show, antes de subir a escena?
Traté de mantenerme lo más afuera posible de la magnitud del evento, hasta el último minuto. Estuve sentado tocando el banjo todo el día, eso me calma. En todos los shows que hemos hecho, siempre hubo esperanza y expectativa. Para nosotros, siempre fue “Vamos y hagámoslo”. Obviamente, hubo una gran recepción cuando salimos.
Hubo una cuestión dramática al abrir el concierto con “Good Times Bad Times”, la primera canción del primer disco de Led Zeppelin...
Ese es el riff más duro que escribí en mi vida, y el más difícil de tocar. Fue un buen comienzo, porque todos teníamos que estar focalizados. En los ensayos, nos dimos cuenta enseguida cuales iban a ser las tres primeras canciones del set (“Good Times Bad Times”, “Ramble On” y “Black Dog”). Lo que nos dio confianza fue la semana previa al show, cuando hicimos un ensayo que fue muy bueno. Fue en una sala chiquita, y se podía escuchar todo, que es lo único que me molesta de los grandes estadios: que no escuchás bien las sutilezas. El groove es más estricto en un lugar más chico. Me gustaría poder tocar en lugares de no más de 2 mil personas, porque sonaría perfecto. Aunque la excitación de tocar en el O2 Arena fue similar a la de los viejos tiempos.

En la prueba de sonido, me sorprendió escucharlos a vos, a Jimmy Page y a Jason Bonham tocando versiones instrumentales de “Good Times Bad Times” y “Ramble On”. Fue como escuchar una versión dub de Zeppelin, con argucias e interjuegos que no se notan cuando canta Robert Plant…
Robert no quería cantar mucho antes del show, quería proteger su voz. Ensayamos muchas veces los tres, más que nada cuando él estaba promocionando su disco Raising Sand. Y fue bueno para todos, ya que nos fuimos encontrando uno a otro. A mí me gusta ser sutil, pero también me gusta ser libre en lo que hago. Casi nunca toco dos veces lo mismo. Aún en canciones como “Good Times Bad Times” me salgo un poco. Todos disfrutamos de tener esa libertad. Pero para tener esa libertad, tenés que conocer bien al otro.

¿Cómo describirías la performance de Jason durante el show?
Es un muy buen hijo de su padre. Algunos de los rulos de batería no eran los que tocaba su padre, estoy seguro que le tiene miedo (risas). Pero hizo un trabajo sorprendente, más si considerás que tenía que responder a todos los bateristas del mundo después del recital. Con esa clase de presión, lo que hizo fue magnífico. La forma en la que entraba y salía entre el estribillo y el puente instrumental de “Kashmir” fue maravillosa.

¿Cómo cambió o evolucionó la guitarra de Page en comparación con los setentas?
No perdió nada. Rockea a menos (risas). Va derecho a los solos. Y en las partes rítmicas, muestra cosas que te noquean. Maduró, pero no perdió nada de su excitación.

En “Ramble On”, recreó la parte del puente de la canción (las guitarras que en el disco están sobregrabadas) con una sola viola, sólo con un glide y reberb…
Es un ejército de un solo hombre con su guitarra. Pero siempre fue así. Nunca tuvimos en vivo ni otros músicos ni pregrabaciones. Y hay un montón de sobregrabaciones en los discos. Tenés que hacerte cargo de todo lo que puedas, para luego trabajar con la emoción del momento. El show fue un show de apertura, y pasó lo que pasa siempre en esta clase de recitales: “Oh, tengo que acordarme de esto para la próxima vez”, “Tenemos que terminar esta canción de forma más suave”…
Me di cuenta que en “Stairway to Heaven” tocaron un poco más lento, y eso le dio al tema una elegancia más relajada, especialmente en el momento en el que Jimmy golpea su guitarra de 20 cuerdas cuando finaliza el segmento de apertura…
Parte de eso que mencionás fue la ubicación del tema en la lista. “Stairway…” solía ser tocada cerca del final de cada show. Pero ponerla más o menos a la mitad le dio un sentimiento completamente distinto, que disfruté mucho. Esas son canciones complicadas de tocar. Hay un montón de partes distintas, y tenés que ir pasando de una a otra. En el medio, la guitarra va y viene. Para que todo eso suene bien, tenés que tener bien plantados los pies sobre la tierra. Un show de Zeppelin no es algo que pueda ser hecho por un sonámbulo.

¿Hubo algún momento complicado, algún error?
(Se ríe) Hubo un par, pero no te voy a decir donde. Si no los escuchaste, no pasa nada.

Pero la puesta en escena de esa noche (las luces, las pantallas y los gráficos digitales) fueron tan buenos que pueden poner el concierto en la carretera ahora.
(Se ríe) Bueno, no parece que fuese a pasar. Honestamente, no lo se. Tenemos que hablar al respecto.

¿Cuál fue tu respuesta standard a la gente que te pregunta “¿Qué es lo que se viene?”?
¡Desde el recital nadie me lo preguntó! Antes, la respuesta era algo así como “Tenemos que esperar y ver después del show”. Pero empezaremos a hablar el uno con el otro pronto.

Por David Fricke

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