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sábado, 11 de octubre de 2014

Exodus: Tercera lección de violencia


EXODUS - Epsilon - Purasangre. Viernes 10 de octubre de 2014. La Trastienda, Montevideo, Uruguay.


Uno de las bandas que cimentaron y definieron el thrash metal pasó por Montevideo una vez más: el tercer recital de Exodus en nuestro país tuvo como aditamentos el lanzamiento de un nuevo álbum y el retorno del emblemático vocalista Steve "Zetro" Souza.

MG

La banda de Gary Holt está hermanada con otros íconos del thrash metal, dado que de sus filas salió Kirk Hammett a principios de los '80 para hacer historia en Metallica; Zetro Souza supo cantar en Testament en los albores de los creadores de obras como The Legacy, Souls of Black y The Ritual. Hoy día, Holt, guitarrista, líder y fundador de los ilustres visitantes que nos convocaron, también escupe riffs y solos trituradores en Slayer, tras el fallecimiento de Jeff Hanneman. El Libro Guinness de los Récords perfectamente podría certificarlo como el hombre más pesado del mundo.

El carismático cantante que pudimos ver este 10 de octubre por primera vez regresó al combo después de la salida de Rob Dukes. Souza acaba de grabar su primer disco con Exodus en un período de diez años, Blood in Blood out. Su última participación fue en el enorme Tempo of the Damned, un disco de regreso tras una inactividad de varios años, una verdadera lección de thrash metal con mayúsculas lanzada en 2004 (son imprescindibles temas como Scar Spangled Banner, War is my Shepperd, Shroud of Urine o Forward March).

El comienzo del set fue contundente, con un 1-2 aplastante: Bonded by Blood y Scar Spangled Banner. Un telón de la tapa del nuevo CD (muy á la Kreator) dominaba el paisaje de La Trastienda. Fue muy acertada la utilización de las luces, a diferencia del sonido que fue apenas regular.

En un recinto bastante más que cálido, fueron sucediéndose And Then There Were None, Blacklist, Fabulous Disaster, Children of a Worthless God, Metal Command, Piranha, A Lesson in Violence, The Toxic Waltz, Strike of the Beast, entre otros, además de un conciso solo de batería.

El gordo Souza resultó ser de lo más carismático, histriónico y con mucho oficio, tan así que me parecía estar viendo a Jack Black en Escuela de Rock: gestos, ademanes, movimientos... El cantante tuvo una muy buena comunión con el público, al que alentaba permanentemente a seguir con ese pogo salvaje. El momento cúlmine sucedió durante Strike of the Beast, cuando se realizó el "Wall of death", esa práctica consistente en dividir el mosh pit en dos, como si se tratara de Moisés y el Mar Rojo, y cuando el propio tema lo marca, las dos "paredes humanas" chocan entre sí. "Gracias mucho, amigos" fue la frase más repetida por el frontman. De nada, Exodus. Muy rico todo, que se repita.





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