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lunes, 3 de diciembre de 2007

Logos: entrevista a Beto Zamarbide x 2


Entrevista publicada en el suplemento “No” del diario Página/12 (Argentina) – jueves 31 de agosto de 2006.


BETO ZAMARBIDE Y EL CUARTO DISCO DE LOGOS


El ex V8 descree del “nicho” del rock cristiano, y señala sus diferencias. Y no se olvida de las polémicas de los ‘80: “Lo que había era bardo a nivel social, no flores. Había desaparecido una generación y eso se traducía en violencia”.

Por Cristian Vitale

Que V8 –junto a Riff y Hermética– es una de las bandas más emblemáticas de la historia del heavy nacional, es una certeza tan enorme como el devenir desigual que tuvieron sus integrantes. Al malogrado Osvaldo Civile lo devoró el alcohol; Ricardo Iorio suele amotinarse contra el pasado; Gustavo Rowek mutó en alter con Nativo y el otrora endemoniado Beto Zamarbide hoy parece un arcángel. Quién lo ha visto y quién lo ve a ese frontman virulento que casi estropea a piñas a un hippie en el BA Rock ‘82. Que detonó las aguas mansas del rock post-Malvinas poniendo su voz acerosa a Ideando la fuga y Parcas sangrientas. O que tocó fondo, mal, con todo tipo de drogas, antes de “rescatarse”. “Nosotros irrumpimos en un momento en que había mucha cocaína en la calle y la gente se ponía muy loca, ¿sabés?”, dice, como tratando de recuperar un pasado brumoso. Se refiere al momento en que, junto a Riff, estaban “inventando” el heavy criollo. Pappo y amigos con Ruedas de metal, y V8 cabalgando sobre el tupido terreno de Luchando por el metal, disco que sellaría a fuego a las futuras generaciones metaleras.

“Nos acusaban de cadeneros y todo eso, pero nadie decía que a dos cuadras de Obras estaban asesinando pibes en la ESMA, mientras los medios publicitaban al BA Rock con el slogan ‘Bienvenido rock, adiós a la pálida’. ¡Y Piero tirando claveles a la gente! Una falacia total, ridícula, fellinesca. Lo que había era bardo a nivel social, no flores. Había desaparecido una generación y eso se traducía en violencia. En la época de V8 siempre caminábamos por las calles adyacentes a las avenidas, porque caminar por las avenidas implicaba caer preso o desaparecer. Después de eso, todos terminamos confundidos, y en esa confusión siempre gana el descontrol. En muchos casos, nosotros no sabíamos cómo reaccionar, el público tampoco y la gente se agredía a sí misma. Fue como un estallido del ‘ahora somos libres, ¿y qué hacemos?’. Cuando uno no sabe contra quién pelear, tampoco sabe de qué manera hacerlo.”

Es el único rato en que Beto se sobresalta. Durante el resto de la nota permanece sentado. Mira sereno y pacífico. Tiene 45 años y no acusa marcas visibles del pasado. No usa tachas, tatuajes ni anillos de metal. Está rodeado por dos nuevos integrantes del reformado Logos (Walter Scasso y Marcelo Ponce) y Miguel Roldán, aquel guitarrista que reemplazó a Civile en V8 y cofundó Logos, con él, en 1991. Los cuatro ultiman detalles de cara a la edición del cuarto disco de la banda (Plan mundial para la destrucción) y mechan palabras extrañísimas para la comunidad heavy. Hablan de Dios, la Biblia, la bondad y la crisis del ser humano. ¿De qué hablan estos pibes? “En el disco decimos que la crisis del ser humano responde a un plan. No solamente porque se fabriquen más misiles sino por la marginación a gran escala. Hay gente que directamente está excluida del sistema. El plan es mundial y ataca a los jóvenes de todo el planeta”, apunta, apocalíptico.


– ¿Qué onda con tus ex compañeros de V8?

– A Rowek no lo vi más después de la reunión del ‘96. No tenemos trato. Iorio, aunque talentoso, ya no es la persona que hemos conocido. Y Civile, ya sabés, aunque no sabemos si se suicidó o no. Yo sé que con la plata que ganó en el Metal Rock Festival, fue a internarse a una clínica para recuperarse del alcohol. Es una incógnita. La verdad es que, viendo el futuro de nuestros compañeros, no estamos arrepentidos de haber tomado el camino de la fe. Dios hizo que podamos estar con la cabeza lúcida, sin contradicciones ni dobles discursos. En la época de V8, si no teníamos drogas cerca no ensayábamos, porque no tenía sentido. Hoy es al revés.

– ¿Pueden las drogas explicar semejante conversión?

– Yo me cansé de ver morir amigos. Perdí tantos que, obviamente, no puedo considerar a quienes consumen como enemigos. Soy enemigo del problema, en verdad. En los ‘80 todo el mundo se inyectaba y nadie conocía el sida. Hay toda una generación que se perdió. Y después vino Menem y siguió matando.

El diagnóstico es claro. Beto y sus compañeros parecen parte de esa camada de rockeros pelmas y cristianos que están invadiendo los medios, que llenan estadios e incluso se mezclan con bandas terrestres en los megafestivales. Pero existen bemoles. Uno es que el mensaje cuasi religioso está presente, pese al reviente, desde los orígenes de V8. “Dios llora al ver al hombre cautivo de un sistema”, cantaba Beto en el primer disco de 1982. Y muchos temas de El fin de los inicuos (Salmo 58 o La gran ramera) hacen alusión a una búsqueda espiritual. Fue el momento en que la Biblia suplió a las drogas en los ensayos. Lo que hizo Logos fue racionalizar ese olfato espontáneo. Otro bemol es que, a diferencia de Rescate –por nombrar alguno–, ellos están de vuelta. “Yo toqué fondo mal, loco”, insiste Zamarbide. “Era una cosa de autodestrucción y engaño. En el caso de la generación anterior, el uso de drogas era con otro fin. Pero en los ‘80 fue distinto. Ahora, como nos abrimos de esa historia, terminamos siendo unos traidores.”

– ¿Por haber dejado las drogas o por haber introducido ideas religiosas en el heavy metal?

– Porque reaccionamos contra la pose de que para hacer rock tenés que ser un reventado.

– ¿Logos es una banda de rock cristiano?

–No. Somos cristianos que hacen rock pesado. Hoy, la media te exige etiquetarte. Hay un mercado de rock cristiano y eso. Pero Logos no es un ministerio cristiano, ni está al servicio de nadie. Las bandas que se dicen de rock cristiano quisieran estar en nuestro lugar. Ellas, en 1991, no querían salir de las iglesias y nosotros somos rockers hace mil años. Hay una diferencia.

– Pero puede afirmarse que Logos está en los antípodas de los parámetros estéticos, y las ideas que proliferan en los rockers “agnósticos”.

– Es que la mayoría de las bandas que escuchás en la radio están mandando mensajes tipo “afanale al quiosquero”. Eso es meterlos en la confusión y el caos. Los pibes que vienen a vernos, por suerte, no están taladrados por los medios. Nosotros creemos en el compromiso con esa gente... Si les volcás confusión y estupidez, los estás verdugueando. Nosotros les decimos que hay gente que está esperándolos en la esquina para venderles paco.

Roldán, cuyo discurso es casi un calco del de Zamarbide, interviene para marcar territorio. Si Babasónicos es el rock nacional, Logos es otra cosa. “Resulta que siempre que se habla de rock nacional, se habla de ese pibe que tiene cara de tortuga (Dárgelos), pero nunca de rock pesado con roce social. Y no es casual, porque la pavada da más de comer que la realidad. La pavada tiene mucho valor hoy... Te pasan 88 veces a los Babasónicos por la tele, y a vos ninguna. El único tipo que se mantuvo haciendo rock hasta la sepultura fue Pappo.”

Plan mundial para la destrucción es el cuarto disco en la serpenteada carrera de Logos. Entre 1991 y 1998 editaron los tres anteriores (La industria del poder, Generación mutante y Tercer acto) y después hubo una impasse propiciada por la mudanza de Zamarbide a Estados Unidos. “Me fui porque estaba enojado con el país. Hoy parece que el artista tiene que estar a full y siempre te sale un gol de chilena. Por eso me pareció inteligente dejar que pase un tiempo. Incluso llegué a pensar en dejar la música.”

A golpes se hacen los arreglos

Zamarbide puso la casa para una de las trifulcas cumbre del metal argentino. En 1986, cuando Civile se quedó en Brasil con Rowek, la banda no sólo convocó a Roldán sino que sumó otra guitarra: Walter Giardino. Apenas duró cuatro meses. “Estábamos en casa y Giardino no compartía nada con Iorio. Había incompatibilidad entre ambos y se agarraron a trompadas. Uno dijo: ‘No me gusta tu onda’, el otro le respondió y se fueron a las piñas. Era parte de la confusión. Además, V8 no era la banda que Walter esperaba”, evoca.

– ¿Qué otras piñas viste?

–Uff. Mil. En esa época nos agarrábamos a piñas hasta por un golpe de bombo. Era normal que Peyronel y Pappo se agarraran y terminaran debajo de la mesa donde los viejos napolitanos comían fideos. ¡Cuántas veces vi a Vitico agarrándose a ganchos con Pappo por un arreglo! En V8 era lo mismo.
El ex V8 descree del “nicho” del rock cristiano, y señala sus diferencias. Y no se olvida de las polémicas de los ‘80: “Lo que había era bardo a nivel social, no flores. Había desaparecido una generación y eso se traducía en violencia”.



Entrevista publicada en la revista Jedbangers (Argentina) nº 19, abril 2007.

¿Qué estuviste haciendo últimamente?

Beto Zamarbide: Estuve yendo a Argentina a tocar en Cosquín y González Catán, continuando con nuestra gira de presentación de "Plan mundial para la destrucción". Regresé hace un par de semanas.

¿Cómo fue la respuesta del público para el disco? ¿Era lo que esperabas?

BZ: Realmente superó las expectativas. La gente ya corea las canciones nuevas a solo tres meses de su lanzamiento.

¿Cómo es un día de tu vida? ¿Qué hacés generalmente desde que te levantás hasta que te vas a dormir?

BZ: Vivo junto a mi esposa Gaby y mi hija Priscila que tiene poco más de un año y medio. He decidido cuidar de ella la mitad del día y trabajar la otra mitad, hasta que pueda comunicarse mejor. O sea que me levanto y es ella la primera persona que veo y con quien estamos construyendo una relación muy buena. Paso las mañanas preparándole las comidas, cambiándola y sobre todo, tratando de guiarla en el camino que comienza en este mundo. Luego, por las tardes, cuando llega Gaby me pongo en lo mío, que abarca desde cuidar y mantener que la casa esté en orden, hasta encargarme de las demandas de la banda que en estos momentos son bastante intensas. Todos los días indefectiblemente riego mis plantas, hasta que me invente un sistema, que viene postergándose. Tambien disfruto de un buen y relajador baño con Priscila. Antes de acostarme leo bastante, tanto como puedo, para luego desmayarme en la cama.

¿Cuál fue el peor momento de tu carrera y cuál fue el mejor?

BZ: El peor fue cuando viajamos con Ricardo a Brasil en 1985 y experimentamos el desarme del primer V8. ¿El mejor? Ahora.

¿Qué le dirías a alguien que quiere ser músico de Heavy Metal?

BZ: Que invierta tanto tiempo en estudiar como en intentar hacer de su propuesta algo atractivamente universal. No solo pensándola como algo que jamás saldrá de su entorno. Sin esperar personajes mágicos que lo convertirán en estrella, sino viendo formas de crecer y resistir desarrollando su arte. Y sobre todas las cosas, soñar alto.

¿Qué tiene el Logos actual que no tenía el Logos antes de la separación?

BZ: En realidad tuvimos un impasse de unos años, que yo al menos no viví como una separación definitiva. Hoy creo que todos hemos evolucionado como personas y como profesionales. Miguel es un músico y un productor increíble. Todos estos años los ha invertido en el aprendizaje de técnicas que fueron plasmadas en este nuevo trabajo de estudio. El intercambio tanto de información técnica como en el plano espiritual, lograron en él y en el resto un momentum muy especial que se fue desarrollando y creciendo justamente en esta producción que realizamos en la Nave de Oseberg. Allí tambien contamos con un equipo de excelentes profesionales que dejaron lo mejor de ellos. Ademas creo que el aporte de Walter Scasso en el bajo y Marcelo Ponce en batería, hacen que este renacimiento de LOGOS posea elementos muy particulares, que nos han agregado una contundencia pocas veces vista y oída en la escena nacional. Son la base rítmica soñada por nosotros desde los comienzos. Yo tambien estuve haciendo mi "College" en música aquí y aprendiendo. En fin, creo que todos estos elementos han enriquecido nuestra propuesta hoy.

¿Qué lugar ocupa la religión en tu vida? ¿Alguna vez sentiste que ser músico de Heavy metal no era compatible con tus creencias?

BZ: Es un tema como tantos otros de trascendencia que me preocupan. Pero no soy un tipo religioso, en el sentido de practicar determinados rituales, ni repeticiones de palabras, ni otro tipo de tradiciones y costumbres. Todo lo contrario, no creo que la religión, concebida de ese modo, traiga más que aburrimiento. Lo que sí ocupa un lugar trascendente en mi vida es la relación con mi Creador. Ésas son dos situaciones totalmente distintas. Es terrible el daño que los religiosos han cometido contra la humanidad. Si pretendían, cosa que dudo, re-ligar a Dios con nuestro ser espiritual, fracasaron. En consecuencia vemos que el hombre occidental promedio del nuevo siglo carece de vida en el espíritu y llega a aceptar que solo somos un objeto sin alma. De todos modos a pesar que la mayoría continúa atontada y aturdida por los "nuevos dioses" mediáticos, hay quienes desesperadamente están buscando algo que los pueda sostener. La gente está tan confundida que llega a creer que "El Código Da Vinci" no es ficción y se abalanza desesperadamente a las góndolas a comprarlo y consumirlo. El ateísmo se ha generalizado. El hombre se ha transformado en un ser autómata, carente de sentimientos. Los viejos valores, por considerarlos antigüedades, están en desuso, todo se ha desacralizado. Viéndolo como un signo vital del progreso, muchos aceptaron clonarse y uniformarse globalmente poniendo sus cerebros en formol y permitiéndole al poder su dominio y control. Hace solo unas décadas atrás, los hombres anhelaban interiormente esos momentos diarios en que se relacionaban con sus pares y con su Creador. Hoy, nuestro corazón, está contaminado por la ansiedad de desarrollarnos egoísta e individualmente. Todo lo verdaderamente importante, los temas trascendentes, se relativizan. Cada uno sólo encuentra la cima en el éxito personal. De este modo la salvación del Espíritu no tiene sentido. Ya la "encontraron". Pero creemos que vienen otros tiempos y pronto... Seguidamente y respondiéndote por partes, hablando de "Incompatibilidades" te pondría solo a modo de ejemplo, un fragmento de los que escribieron las primeras páginas del Metal mundial. Una de las canciones que para mí dieron origen a todo lo que vino después en cuanto al metal se refiere, es el tema "Black Sabbath" que dice: "Satan sitting there he's smiling / Watches those flames get higher and higher / Oh no, no please God Help me..." (Satán sentado ahí, está riendo/ Mira esas llamas creciendo / On no, Dios ayúdame por favor). Desde el Génesis de la música pesada hacia fines de los 60 estos tipos, que para mí fueron los arquitectos del metal, los creadores de los riff que inmortalizaron el género, ya incluían en su lírica esas figuras que representan a los íconos principales de la religión judeo-cristiana. En los '70 aparecen los Judas Priest (los sacerdotes de Judas) del mismo barrio que los anteriores, tomando el nombre del personaje bíblico que "vende" a Jesús. Luego la casi totalidad de las bandas de Heavy Metal utilizaron figuras religiosas en su lírica. Salvo la movida del Glam Metal, que aportó otro estereotipo. A nivel Heavy Rock Nacional, Vox Dei (Vos de Dios) graba su obra máxima "La Biblia", uno de los álbumes más vendidos a nivel local hacia fines de los '60. Por eso es que veo que esa "incompatibilidad" es justamente en este género donde menos existe. Pero claro, en Argentina, los comunicadores y críticos compulsivamente asumen que Rock y religión no tienen nada en común, muchos de ellos mostrando su hilacha hippie-guevarista. Acá en Estados Unidos, donde vivo, a nadie se le ocurriría enunciar una burrada semejante, porque justamente desde Elvis, pasando por Little Richard, Jerry Lee Lewis, hasta Jimmy Hendrix, por nombrar algunos, todos ellos han surgido de las iglesias, en donde la música Gospel fue su primera y principal influencia. Allí han aprendido a tocar los instrumentos y posterirmente desarrollar su propio arte. Yo pertenezco a la generación que vio nacer y desarrolló el Heavy Metal y el Punk. En esos '70 ambas tribus eran asiduos lectores de la Biblia, la cual apoyaba sus posturas apocalípticas del "No futuro". Sin embargo, escucho a algunos con una ignorancia que se alza aún más atrevida, diciendo que ellos "no soportan a las bandas que mezclan la religión con el rock" y por otro lado se pavonean orgullosos con el disquito de Maiden: "El número de la Bestia" donde en el tema 1 aparece el mismo Vincent Price, quien comienza el disco recitando versos del Apocalipsis de la Biblia. ¡Si supieran lo equivocados que están!

Viviste muchos años en Estados Unidos. ¿Qué fue lo mejor y lo peor de esa experiencia?

BZ: El desarraigo es siempre una experiencia traumática. Tal vez lo que me ha ayudado a seguir adelante es el hecho de tener un apoyo como el que tengo de mi esposa y de Dios mismo. Luego aquí pude descubrir las raíces culturales donde nació el rock, pude estudiar y desarrollarme como músico, creando en mi interior un panorama más amplio del fenómeno cultural que marcó mi vida.

Este es un año de elecciones presidenciales ¿Qué expectativas tenés?

BZ: Conozco profundamente la geografía y la Historia de mi país, me apasiona. Es algo que sufro en el punto del planeta donde me encuentre. La mayoría de los votantes, todo lo contrario. Mis expectativas sueñan con que puede haber un cambio a largo plazo, que se puede producir solamente cuando la gente de nuestro país haya adquirido, como sea, educación. En Argentina aún es gratuita y hay bibliotecas abiertas las 24 horas. Y a posteriori cuando el pueblo organizado reclame seriamente la redistribución de las riquezas. Acá donde vivo el gobierno redistribuye el 70% de sus ganancias entre el pueblo, en Argentina no llega al 15%... ¡Ah sí, pero ellos son más comunistas que Stalin! ¡Qué jeta tienen los políticos argentinos! Pero eso vendrá, si viene,... luego. Primero está la educación. La mayoría de la gente en Argentina no sabe en el país que vive, esa creo que es la raíz de todo: ¡la ignorancia!

¿Qué significa para vos hoy en día haber formado parte de V8?

BZ: En mi caso la alegría que te da el saber que cantaste arriba de un escenario la realidad de tu generación, con compromiso y pasión y que además no estabas equivocado en el camino que elegiste. Cuando los críticos despedazaban a la banda intentando sepultarnos en una fosa común, quién iba a decir que hoy en día la mayoría de las remeras que ves en la calle son las de V8. ¡A mí me corre un fresquito maravilloso! ¡Ahí tienen manga de mediocres!

¿Cuándo fue la última vez que hablaste con Iorio?

BZ:Hace más de 12 años nos tomamos juntos una cerveza en el Bar del subsuelo de la galería Bond street. Esa fue la última vez que hablé con Ricardo Iorio.

¿Qué banda -hoy en día desaparecida- te gustaría que vuelva al ruedo?

BZ: Si es por pedir... la de "Pappo's Blues 3".

¿Podés vivir de la música? Si no, ¿de qué trabajás?

BZ: Puedo traer el pan a mi casa, con los talentos que Dios me regaló. No es demasiado pero es suficiente. Además de ser la voz de Logos, continúo con el maestro de luthería Horacio "Tucata" Suárez restaurando y vendiendo algunos instrumentos. Con él, en los '90 fabricamos más de 40 piezas entre bajos y guitarras.

¿Cómo fue el encuentro más raro que tuviste con un/una fan?

BZ: No sé, creo que fue la experiencia que vivimos cuando fuimos al sur, donde vimos que había un equipo de fútbol local que se llamaba "Logos Fútbol Club". Después vinieron los jugadores al vernos al show con las camisetas blancas y negras. Habían ganado 4-2. ¡Me pareció muy loco!

¿Tenés algún hobbie? ¿Qué acostumbrás hacer en tu tiempo libre?

BZ: Ahora últimamente estoy en un cope con la tierra muy especial y me monté una quinta donde tengo diversa cantidad de hortalizas que consumo a diario. Acá no es como en Argentina, donde sobra la tierra virgen, si querés tierra la tenés que comprar y antes tenés que preparar el suelo que es una piedra coralina blanca durísima de partir.

¿Qué harías con un millón de dólares en tus manos?

BZ: Haría una fundación donde poder albergar a algunos de los niños que viven por debajo de la línea de pobreza. Un refugio donde tengas educación y cariño. En nuestro país como en el resto de Latinoamérica son más de la mitad de los niños que nacen.

¿Que te gustaría que diga en tu lápida?

BZ: Me guste o no, seguramente dirá "¡V8 no murió!" (risas).

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